lunes, 7 de enero de 2008

juguetes II

(Como comenzaba ayer Manuel Vicent en su columna de El pAís "Juguetes" y adaptándomelo...)


para ti:
Desde que una noche, mientras dormías, tres Reyes Magos de Oriente te dejaron unos juguetes en la oscuridad del salón, ya no te abandonó la secreta necesidad de seguir siendo engañado con tal de que te dejaran jugar el resto de tu vida.Te contaron, que unos magos, después de ofrecer oro, incienso y mirra a Dios, a ti, que no eras nadie, te regalaron una Barbie, un armarito y unos lapices de colores, marca Alpino y a tu hermana un arco y unas flechas y a tu hermano una bici que parecía una moto.
Aunque los jugetes hayan evolucionado desde aquel simple armarito a la wii, la ficción es la misma.Antes del uso de razón nuestro cerebro fue inoculado con esta ecuación:la ingenuidad equivale a un sueño lleno de regalos.
Pero un día al volver a casa, tu hermana, que recientemente ha descubierto quienes eran realmente esos magos y que está indignada, como engañada tras tantos años, te abre los ojos de verdad.
Esa fue la primera gran caida y desde entonces una se ha pasado la vida realizando esfuerzos sobrehumanos para recuperar la gracia de aquel engaño primitivo: Tendras ese juguete mientras creas en la magia.
Mienteme, dime que conduciendo esa moto-bici podré atravesar el horizonte, Miénteme y dime que en algún lugar del mundo aún existe esa bicicleta azul que mi hermana se dejó un día en el parque cuando todavía fingiamos creer en los reyes magos.
Miénteme, dime que, desafiando este tiempo sucio, no acabaré creyendo en esos fantasmas que a veces me asustan, dandoles la razón,que me impiden soñar en rios incontaminados y en fuentes limpias.
Miénteme, dime que con aquel arco y con esas flechas que les sacamos punta con un sacapuntas, podré abatir todavía un ave del paraiso y llenar de colores tu destino con esos lapices de Alpino.
Dime que me quieres, sin mentirme, es el último juguete que le pediré a los reyes magos.

3 comentarios:

Carlos del Río dijo...

Bonita "adaptation".
Tb leí la columna y me gustó. Siempre queda un resto de aquéllo que una vez fue. El deseo de ser futbolista, o la bici..y cosas no tan nobles. Nunca me los creí demasiado a los Reyes, ni al Zorro tampoco..

Anónimo dijo...

=)
hay un momento en que ni te cuestionas que existan y eso era bonito...

Carlos del Río dijo...

Desde luego.
La lámpara de aladino era otra cosa...pídeme 3 deseos, pero no la cagues demasiado...